
Reflexiones: el blog de Fundación Manantial, Sin categorizar
De Manantial Integra a Fundación Manantial: una historia tránsito al empleo ordinario
Me gusta pensar que las cosas no suceden por casualidad. Hoy trabajo en el Centro de Rehabilitación Psicosocial “Arganda” como trabajadora social, pero la primera vez que pisé este centro vine a una prueba de ofimática para acceder a un puesto de administrativa. Entonces intentaba volver a incorporarme al mundo laboral. Fui seleccionada y comencé en el Centro de Día y el Equipo de Apoyo de Rivas contratada por el Centro Especial de Empleo Manantial Integra y, a partir de ahí, nunca hubiera imaginado lo que pasaría cinco años después.
Trabajar en Manantial Integra ha sido una gran oportunidad para probarme y experimentar situaciones que antes no podía sostener ni enfrentar, mientras me redescubría a mí misma día tras día, mientras iba ganando más seguridad y confianza, a veces sin tan siquiera darme cuenta.
Cuando me preguntan cómo es trabajar en un centro especial de empleo como lo es Manantial Integra, respecto al rendimiento laboral, no he sentido un nivel de exigencia profesional diferente al de cualquier empleo ordinario. Lo nombro porque hay cierto discurso presente en la sociedad que en mi opinión desvaloriza mucho un gran esfuerzo y trabajo profesional.
Aunque seamos «empresas diferentes» siempre me he considerado parte de Fundación Manantial, de los equipos y el centro en el que estaba. Pero ya sabemos que los contextos en los que nos desenvolvemos y los lugares que ocupamos influyen en cómo interpretamos la realidad o percibimos las cosas que pasan, cómo nos comportamos con los demás o cómo nos sentimos y, en consecuencia, trabajar en un centro especial de empleo inevitablemente conlleva ciertas diferencias y connotaciones, propias y subjetivas, pero también externas y sociales. Esto a veces ha sido difícil de gestionar.
En líneas generales, ese tiempo ha sido como abrir una ventana desde la que se ve un camino que te invita a caminar por él. Y caminando hacia adelante, llegó el día en el que me sentí preparada para atreverme, con muchos miedos, a dar el paso e intentar trabajar como trabajadora social y tuve la oportunidad en la Fundación tras solicitar una entrevista de desarrollo.
Una de las cosas que más me ayudó a dar el paso fue tener la suerte de experimentar relaciones y contextos que yo viví como amables en mi centro de trabajo, pero no me refiero a una suerte azarosa, si no de gratitud a que exista el interés y la necesidad de querer construirlos, valorarlos y mantenerlos. Esto es importante en la vida en general, en lo social y más aún en salud mental. También, en mi caso particular, ayudó estar en un lugar que me permitía observar y conocer más a fondo la profesión desde cierta distancia y seguridad. Estudié trabajo social hace años, pero no creía poder trabajar de ello algún día.
Este proceso de desarrollo profesional y personal hay quien lo considera un éxito. Yo lo considero «una consecuencia compartida», el resultado de favorecer y construir esas relaciones y espacios, porque sin esas bases es difícil que alguien pueda recuperarse, integrarse o ser incluida/o (depende de donde coloquemos la mirada) en ningún lugar. Soy consciente de que he accedido a oportunidades que suelen ser escasas y ojalá se creen cada vez más oportunidades para más personas en más lugares. Sin olvidar que también es consecuencia de un trabajo personal inacabable y difícil que sigo enfrentando y gestionando todos los días, pero a la vez gratificante y revelador.
Me siento feliz de trabajar en algo que me apasiona y, además, poder reconvertir unas dificultades, diagnósticos o como queramos llamarlo en herramientas con las que poder aportar en mi trabajo y la sociedad es algo tan inesperado como reparador, más aún cuando a cada segundo, todo mi ser inevitablemente se atraviesa cuando acompaño a otra persona.
En este camino, me he cruzado (y sigo haciéndolo) con personas maravillosas. Gracias a todas, que siempre me habéis sostenido, apoyado, animado, que habéis creído y confiado en mí y que seguís haciéndolo, vosotras/os también formáis parte de esto.
Tamara Jiménez. Trabajadora Social CRPS «Arganda».
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«Contextos inclusivos en salud mental»
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