Hace tiempo que venimos pidiendo cambios en la obsoleta práctica de la psiquiatría (salvo honrosas y escasas excepciones) para conseguir que se nos humanice y se nos deje de tratar como pacientes de segunda, cosificados encima y mermados en nuestra dignidad por el trato que habitualmente se nos da.

El colectivo o los muchos colectivos ya existentes en defensa de las buenas prácticas en salud mental no dejan de manifestarse en redes, incluso en las calles a pesar del covid, por las muchas injusticias y tropelías que se cometen en nombre del “Santo Protocolo” de las plantas de salud mental. Que si contenciones mecánicas no reglamentarias y que atentan a los Derechos Humanos, contenciones físicas y reducciones del paciente (al que previamente ellos mismos han intimidado y han puesto a la defensiva) a lo bestia entre varios (muchos) celadores y enfermeros, pinchazos y sedaciones en contra de la voluntad del paciente y muchas más medidas coercitivas “de manual psiquiátrico”  que se llevan a cabo impunemente en España hoy en día. Amenazas, castigos, descargas “táser” o rodillas en el cuello por minutos que “accidentalmente” matan. Esto no puede ni debe seguir así. Eso es lo que piden y claman los distintos colectivos y asociaciones de pacientes de salud mental, sólo eso, “fácil de hacer y de cambiar” pero no se hace ni se cambia nada.

Se nos prometió una ley que nos protegería a los pacientes de salud mental contra todas esas malas prácticas y contra el abuso de poder sobre el paciente de muchos de los trabajadores de la sanidad en materia de salud mental, se nos prometió también impulsar la protección de los pacientes ante el suicidio, tema que dejó de ser tabú mientras convenía, pero poco o nada se ha hecho. Todo castillos en el aire…

Se nos continúa vendiendo la moto de que es “por el bien del paciente y los que lo cuidan o rodean” (más rodean que cuidan, porque eso no es cuidar, permitidme un gran ¡JA! aunque no tenga gracia alguna) y en este tira y afloja siempre pierden los mismos, los pacientes maltratados por el “psistema”, da igual cuan alto gritemos que somos personas como el resto y con los mismos derechos. Ellos se justifican con mitos como la agresividad (¿lo que ellos practican no es acaso más que violencia deliberada e injustificada?) o el riesgo de daños personales o colaterales como dice el “Santo Sacramento del Protocolo de marras” y así siguen, nos amarran, nos humillan, nos cosifican, nos maltratan… y la vida sigue igual para los que no están afectados que se creen el cuento y que en lugar de apoyarnos les justifican en su corriente “cuerdista”.

Pues bien, ¡ya basta!, ¡ya basta de engaños por todas partes! El maltrato del paciente sea cual sea su conducta es maltrato y una infracción de los Derechos Humanos que muchos “cuerdistas” se saltan tan a la torera a su favor dando opiniones llenas de rumorologías y desinformación, pensando a la vez que “esos locos se lo merecen” o que “algo habrán hecho o habrán estado a punto de hacer”, hasta que les toque a ellos o a alguien cercano y le vean las orejas o peor aún los afilados colmillos al lobo…

Somos muchos ya los que estamos hartos de este juego sucio, de esta guerra fría entre “locos” y “no diagnosticados”, porque eso son los “cuerdos” que se vanaglorian de su “cordura”: no diagnosticados. Y si, llegado el día se desequilibran un poco y le ponen la maldita etiqueta de “loco” sabrán en carne propia por qué pedimos y rogamos empatía en la defensa de los Derechos de los pacientes de salud mental.

Sí, somos muchos y cada vez más indignados con el tema (que no “indignaditos”), ya no se nos puede callar ni apartar ni ocultar como antaño porque no somos menos personas que nadie de este mundo ya tenga título psiquiátrico o relacionado o sea un cuñado meapilas (con perdón) de los muchos que andan sueltos con más peligro que un “loco”, porque nosotros no somos los peligrosos ni somos los que oprimimos ni maltratamos.

Hablando de peligrosidad, violencia, agresividad y relativos decir que las cifras y las estadísticas hablan por sí solas y nos abalan pero es más fácil silenciarlas y echar la culpa al “loco” o decir que a alguien “se le ha ido la cabeza”. Pues bien, basta con ver los noticiarios actuales para ver cómo está el panorama patrio y mundial y ver como se le “ha ido la olla” a la sociedad: violencia, asesinatos, robos, saqueos de tiendas, mobiliarios públicos destrozados, coches y contenedores o ruedas ardiendo, lanzamientos de objetos,… Son nuestro pan de cada día y con ello nos alimentamos tan “sanamente” para poner el grito en el cielo cuando se comete un sólo acto por una persona con disrupción de la realidad, cuando a cada momento los “cuerdos” hacen y cometen a su antojo actos delictivos, agresivos e incluso matan, sí, ¡matan! y nadie se queja mucho de ello porque no vende, ni da morbo ni tiene estigma o etiqueta que justifique y condene.

El que es mala persona, es mala persona y debe estar en la cárcel y no en una planta psiquiátrica y a los que estemos en planta psiquiátrica que nos dejen de maltratar e injuriar de una vez y mejoren nuestros cuidados hacia un protocolo más humanista, aunque viendo lo deshumanizada que está la sociedad últimamente, parece difícil ese cambio que tanto pedimos y necesitamos. Pero, por favor, no nos mientan, no se mientan ustedes mismos, no nos vendan más castillos en el aire ni otras motos de esas que ni arrancan.

Por Pedro Lara, blogger de afición e interesado en el crecimiento y desarrollo personal, así como defensor de los derechos fundamentales de las personas. Puedes leer más post de Pedro en su blog personal: http://siguiendoadelante.tumblr.com