
Reflexiones: el blog de Fundación Manantial
Mi paso por Fundación Manantial a lo largo del tiempo
Quién me iba a decir a mí hace tres años que estaría en un lugar donde podría tener total libertad de hacer cualquier cosa que me propusiera sin tener que depender de otras personas (para bien o para mal). En aquel momento tenía que cuidar a mi abuela de 95 años 24/7 y, entre eso y la presión de los padres, pues poca cosa podía hacer yo.
Empecé mis andanzas en el Centro de Rehabilitación e Integración Social «CRIS Ciudad de Vila-real», donde encontré a un equipo maravilloso de personas, junto a mis compañeros. Entonces tuve mis primeras experiencias con otras personas de la misma índole, hasta entonces sólo me había limitado a ir a mi psiquiatra de referencia y descubrí muchos recursos que tenía a mi alcance como persona afectada de esta enfermedad.
Por ejemplo, el tener a una psicóloga de referencia cuando lo necesitaba, ya que en el sistema público de salud es muy complicado tener un seguimiento con dicha figura por la cantidad ingente de personas que hay que lo necesitan. Deberían poner más personal y recursos para ello, pero eso es otro tema a tratar.
También descubrí el recurso de las viviendas, entre otros recursos. Antes de estar en una, mi perspectiva de estar en ellas no era muy buena, dado lo que me habían contado personas que en su mayoría desconocían el recurso.
Después de haber tenido un ingreso en el Hospital Provincial (el primero en 33 años y espero que el último, a no ser que lo necesite de verdad), me tramitaron junto con los diversos agentes sociales el ingreso en dicha vivienda.
Sólo llevo 6 meses, pero mi experiencia en general es positiva, ya que me ha permitido una libertad de movimientos que por circunstancias personales, familiares y demás (pues mi situación ha cambiado), no sé si para bien o para mal, según quien lo vea, pero para mí práctica, en el sentido de tener un estilo de vida en estas “viviendas puente”, para poco a poco, y junto a mis amistades y familiares cercanos, poder tener una transformación personal y una vida como cualquier persona. Y si no hay más recaídas (que espero que no), en pocos años estaré con mi vivienda propia y con mi proyecto de vida.
También gracias al equipo que me acompaña en este camino y los compañeros que tengo actualmente en la vivienda, que, aunque con algún pequeño roce, en general la convivencia es buena (bueno, como en cualquier vivienda que se precie y en cualquier ámbito, tanto familiar como personal).
En fin, que esta es mi reflexión de haber pasado por las manos de Fundación Manantial.
Residente de una de las viviendas gestionadas por Fundación Manantial en la Comunidad Valenciana
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Con el cuento a otra parte: Club de lectura de la Residencia “Parla”
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