«No soy un premio Nobel, aunque eso no impide que a menudo sea una persona de una inquietud excepcional”
No significa que aún no conserve, en un latido quebrado de mi corazón, un sueño loco, que por existir y llegarlo a tocar con la punta de mis dedos, me visite cuando menos lo esperaba camuflado en un arrogante delirio que lucha contra las entrañas de mi alma por acomodarse y entonces coger la terrible fuerza de un tornado. Me enfrento a él con todas mis fuerzas, protegido en una armadura transparente para reducirlo al máximo y evitar que aparezca como una pesadilla real.
La sensación es por tanto como si, protegido, aunque solamente vestido con ropa cómoda interior, cabalgase en un pura sangre. Es una parte de mí que quiere mostrarse y salir. La parte más emocional está encajonada muy a mi pesar desde hace tiempo en un diagnóstico fatal, crónico y grave, más por la idea equivocada de los demás y la ignorancia previa de uno que por el trastorno objetivo y real.
La pérdida de visión personal y confianza, la ausencia desde hace meses de la medicación y los prejuicios construidos en la cabeza a base de pensamientos poco certeros , vagos e ineficaces, me hicieron llegar y aterrizar este año en un aula para la RECUPERACION, parar para volver a encontrarme es mi otra forma de llamarlo. Quiero agradecer y reconocer en este texto el esfuerzo de muchos usuarios y profesionales por ayudar a dar sentido a cada mañana. Es posible que cree el mismo efecto en vosotros aunque no soy psicólogo, jefe de taller ni trabajador social del C.R.L de San Blas.
Ahora lo veo como cuando subes los escalones del trampolín despacio para luego coger impulso con dos o tres saltitos cerca del borde, el cuarto de un gran impulso y saltas a la piscina llena de agua clorada. Equipado con manguitos y flotador si no sabes nadar muy bien cuando el tiempo se vuelve algo hostil y las olas aumentan su tamaño. Supongo que son los buenos resultados que observáis lo que más reconforta y da sentido a vuestra profesión.
Así que, para terminar, ¿me nominarán para el próximo Nobel de literatura?, o bien ¿nominarán a mi mayor enemigo? Espero que alguien sepa si es un sueño que se pasa y nada más, o bien, un delirio encarnado en pesadilla. Aunque ya adelanto que por el mismo precio prefiero ver la botella medio llena. Os veo pronto. 😉
Gracias, Paco, por tu lucha y porque, como bien dices, el efecto es mutuo.
Un abrazo…;))