Blog Fundación Manantial
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09/06/2016
¿Un buen café?
Hay muchas y diferentes formas de saborear las cosas, y de aprender cómo puedes percibir matices que jamás hayas imaginado.
No hace mucho tiempo me enseñaron por qué cuando tomas un café te dejan un bombón o algún dulce en el posavasos. Alguien que quiso perder un poco de su tiempo conmigo me descubrió que la textura de un bombón cuando saboreas un buen café arranca esos matices que pasarían desapercibidos si tomaras deprisa ese café. Y en unos segundos tu paladar viaja con el contraste de ambos sabores y te indica si la sensación es lo suficientemente agradable que esperabas… o no.
La química que introducimos todos los días nos arranca un trozo o un matiz con el que saborear esta vida, por la noche cuando uno quisiera alargar el día un poco más con tu pareja y compartir qué tal se ha dado la jornada, o hablar de cualquier otro asunto al que hay que dedicarle ese momento en concreto, la jodida pastilla o pastillas te dejan en 10 minutos escasos, qué digo 10, 5 minutos sin sentido, poco a poco vas desapareciendo y ya no eres… DESAPARECES.
Y por la mañana cuando aún estás con el residuo que te dejan las de la noche, te tienes que tomar otras. Que generan un asco cuando rompes el envoltorio para tomártela, por la sencilla razón que cuando llegues al curro solo puedas compartir un buenos días o un qué tal o que tengas un buen día, no te deja más, hasta que el ritmo laboral te centra y regulariza tu respuesta, en mi caso mis desplazamientos son en moto, así que me despierto de camino al trabajo entre los espejos de los coches en caravana, joder y sí que espabilas, por mi bien.
Siento que cada día y cada noche la p. química me arranca un matiz con el que saboreaba la vida, y si de alguna manera pudiera hacer comprender a alguien que no sabe de esto, lo haría así: esto no es un simple proceso con el que durante un tiempo uno note mejoría.
La primera premisa que te hacen aprender es esto:
– “Mira hijo, esto es como cuando un diabético toma insulina o un asmático su espray, si lo dejas te desajustas». Y claro, después de más de 30 años terminas creyendo que el equilibrio te lo proporcionan las p. pastillas. Y vuelve la noche y las tienes en la mano, y a pesar de tantos años la sensación de asco y de dependencia de ese producto te va mellando tu autoestima interior, y no hay manera de hacer desaparecer esa sensación de dependencia a lo que en realidad es una droga creada para adormecer mis sentidos, y descubres que te van dejando sin trozos de vida y de herramientas sociales y propias que deterioran tu calidad vital como ser humano.
Soy consciente que esto que escribo puede afectar a aquellos que dedican su vida a diario a la investigación, pero ya está bien de utilizar fármacos descubiertos por casualidad por decir un ejemplo uno de los primeros agentes neurolépticos en los años 50 : la clorpromazina, que de ser un buen antihistamínico en años tornó a ser un precursor de los anti psicóticos modernos (Quetiapina Haloperidol…), y que su introducción terapéutica se parece más bien a la historia de un fármaco en busca de una enfermedad (1).
Solo la satisfacción personal del deber cumplido, el regreso al hogar, la sonrisa de tu mujer y tu hija, un rato de terraza con amigos, la felicidad de los tuyos, un rato de sofá, un rato de lectura, proyectos de futuro, y algunas cosas más, te devuelven la dignidad que te arranca la sustancia que metemos por el día y por la noche. Y yo me pregunto… ¿Dónde está el ajuste que se busca y que se espera que hagan las p. pastillas?
Alguien un día me enseño cómo saborear bien un café. Básicamente contraste entre lo dulce de un bombón y lo amargo, y desde luego que los matices acuden, pero cuando uno saborea lo dulce que me entrega esta vida, y lo amargo de la solución química contemplada como lo correcto a vivir con calidad…el sabor que me queda no es nada agradable. Y es que el truco que me enseñaron era ese: el bombón intensificaría el sabor amargo del café, y el café que me hacen tomar todos los días desde hace años sabe de puta pena, lo peor es que llevo más de 30 años sin cambiar de café.
Francamente seguro que hay distintas marcas que saben mejor, probablemente tenga que madurar un poco más la idea que tengo, dejar de ir al psiquiatra a que me receten y disfrutar del buen hacer de un terapeuta.
Efrén
(1) Aspectos históricos del descubrimiento y de la introducción clínica de la Clorpromazina: medio siglo de psicofarmacología. Francisco López Muñoz, Cecilio Álamo, Eduardo Cuenca. Unidad de Neuropsicofarmacología. Departamento de Farmacología. Universidad de Alcalá.
Efren, comprendo lo que sientes respecto a la medicación, pero quiero decirte algo que seguramente tú ya sabes: dejarla te puede conducir a un empeoramiento. En mi caso, mis pastillas me producen pocos efectos secundarios, como sequedad de boca y, tal vez, falta de concentración. Pero sabiendo lo que me ocurriría si dejará de tomarlas, opto por seguir medicado. Todos conocemos casos de compañeros que han dejado las pastillas y, me atrevería decir, que casi el 100% han experimentado una recaída. Por supuesto que cada uno es libre para tomar sus medicinas o no, yo no soy (ni nadie) quién para decirte que dejes de tomarlas. Incluso hay algún profesional, como el psicólogo Rufus May, que invitan a no medicar te. Repito que comprendo muy bien lo que sientes y qun tú eres una persona responsable y madura. Solamente te pido que consideres, en conjunto, los pros y los contras sobre este tema y luego decidas (si quieres decidir algo). Muchas gracias por hacer público lo que sientes. Hay muchas personas que opinan como tú. Ánimo y un abrazo muy fuerte.
Gracias Alvaro, por tu animo, y no creas que no he tardado años en decidir hacer publica mi opinión, lo hice a raíz de descubrir que mi perspectiva, la que reflejo en los artículos que escribo, no es una simple opinión, es una corriente que nació hace unos cuantos años, y que llevan compartiendo un montón de compañeros de sufrimiento mental, detrás de esta corriente que comparto, hay un pensamiento, que leí un día en el pasillo de uno de los centros que trabajaba: "no hay un nosotros y ellos"y es que no hay ninguna diferencia entre los que se consideran "normales" y los que hemos sido diagnosticados de… cualquier patología escrita en un libro muy gordo que define que es normal que hagamos y que no es normal, y con que se cura.
No me voy a convertir en un predicador de los que dicen que hagas lo que digo y no lo que hago, me explico: si sigo tomando las pastillas es porque tengo ese miedo, que te meten en cada consulta y que luego haces tuyo,la famosa recaída, y no soy quien para recomendar a nadie que hacer.
Desde luego que detrás de mis palabras hay un criterio firme, que llevo madurando desde casi 20 años, es hacer lo que hago todo los días VIVIR y sin ninguna sustancia que condicione mi animo ni hacia arriba ni hacia abajo, y que no tenga tantas contra indicaciones que dentro de unos años me produzca tal deterioro cognitivo que no pueda escribir en un blog.
Y a la vez que conozco a compañeros que se han desajustado al cortar la medicación, también he dejado atrás a muchos que a los años han desaparecido debido a la larga exposición a sustancias que les han dejado sin herramientas para luchar por ella, y que han abandonado la lucha por vivir y han preferido que cuando tenían ansiedad tomaban un ansiolitico y cuando pasaban una época de euforia han sedado su propia capacidad de enfrentarse a algún frente que les ha venido con mas medicación,entrando en un bucle que los ha paralizado.
Quiero que me entiendas, si te dicen que tienes una enfermedad crónica que vas a arrastrar toda tu vida, hay dos maneras de enfrentarse quedándote con el primer diagnostico o buscar una segunda opinión, yo he encontrado que si, que existe una segunda opción.
Me queda mucho camino, para entender que se ha hecho con la salud mental durante años, sobre todo en estructura, por aprender que negocio existe a nivel farmacológico, como la sanidad publica se a vendido a la privada dejándonos con menos recursos, y también entender poco a poco como me afecto en su día hasta que se ajusto mi tratamiento.
Pero si a algo de lo compartido le intercalamos un café o una coca cola o lo que sea disfrutare de compartir mi óptica contigo.
Un abrazo muy muy grande.
todas los dias hermosos que pueden aparecer cuando se toma un buen cafe