Si hay algo más perjudicial e incapacitante para uno, eso es la sobreprotección de los que le rodean. Esa mezcla de cariño y temor convertida en exceso de cuidados que impide que la persona sea autónoma e independiente durante o después del trastorno mental. La sobreprotección acaba por asfixiar al afectado llegando incluso a afectar a su capacidad de decisión, a su libertad, a sus derechos, a su vida y felicidad plenas.
El exceso de vigilancia para que todo funcione correctamente y no haya problemas para el “enfermito” hace que este no viva su propia vida y viva la vida “entre algodones” que otros quieren que viva. Pero la vida no es así, se trata de una vida artificial que no es nada saludable para el afectado, ya que provoca en él dependencia de sus cuidadores e incluso culpabilidad y sufrimiento si transgrede alguna de las estrictas normas que por su supuesto bienestar le imponen sus cuidadores.
¿Cómo se pasa de cuidadores a carceleros? Sólo el sentido común te hará ver que te estás excediendo. La persona a la que seguramente quieres mucho te necesita, pero no de la forma en la que lo estás haciendo hasta ahora. Una persona necesita su autonomía, su libertad, su espacio y si le niegas estas necesidades básicas le estás asfixiando y anulando como persona.
¿Qué puede hacer el perjudicado? Reclamar asertivamente su espacio poniendo límites a sus cuidadores, comunicando con sinceridad y naturalidad lo que necesita y quiere a cada momento, pero tratando de no depender de nadie para obtenerlo.
Es necesario replantearse por un momento, o dos incluso, si estás cuidando a tu ser querido de la manera en la que lo necesita o quiere. No anules su voluntad o su autonomía confundiendo la sobreprotección con el cuidado básico, pregunta antes de hacer o decidir por él, no impongas tus criterios, no establezcas normas exageradas ni limitantes.
Por Pedro A. Lara.
2 respuestas a “Sobreprotección: el cariño que ahoga”
Muy bueno,como dibujas el marco de circunstancias que aparecen cuando no se halla el modo de equilibrio entre sobreproteccion y cuidado o acompañamiento vital.
Enhorabuena Pedro
Yo también me he sentido sobrepotegido. Y he sufrido sentimiento de culpabilidad por hacer cosas, cuyo único responsable soy yo, que a mis padres no les han parecido bien.
Afortunadamente, hoy tengo las ideas más claras.
Creo que muchos podemos vernos reflejados en lo que has plasmado en tu escrito, que, por otra parte, pienso que está muy bien redactado y con ideas claras y certeras. Me alegro de que haya gente que siga comunicando lo que siente, como Efrén o tú. Un saludo!
Muy bueno,como dibujas el marco de circunstancias que aparecen cuando no se halla el modo de equilibrio entre sobreproteccion y cuidado o acompañamiento vital.
Enhorabuena Pedro
Yo también me he sentido sobrepotegido. Y he sufrido sentimiento de culpabilidad por hacer cosas, cuyo único responsable soy yo, que a mis padres no les han parecido bien.
Afortunadamente, hoy tengo las ideas más claras.
Creo que muchos podemos vernos reflejados en lo que has plasmado en tu escrito, que, por otra parte, pienso que está muy bien redactado y con ideas claras y certeras. Me alegro de que haya gente que siga comunicando lo que siente, como Efrén o tú. Un saludo!