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02/12/2020
La situación derivada por la COVID-19 ha tambaleado nuestras costumbres y nos ha obligado a cumplir una serie de medidas necesarias para evitar el riesgo y la extensión de los contagios. La situación generada está siendo difícil y se ha hecho notar en todos los ámbitos (sanitario, social, económico), si bien los colectivos más vulnerables se están viendo especialmente afectados por ser los que reciben de forma más directa el impacto de la pandemia.
Uno de estos colectivos, lo conforman las personas que participan en el programa Reincorpora Salud Mental de la Caixa, cuyo desarrollo comienza en los centros penitenciarios. Este programa ayuda a personas privadas de libertad a rehacer su vida a través de acciones enfocadas a facilitar su reinserción social y laboral. En este contexto, las medidas tomadas han sido especialmente difíciles de sobrellevar, comenzando por la aprobación del primer estado de alarma y sus sucesivas prórrogas, que significaron un “doble confinamiento” para todas aquellas personas que se encontraban privadas de libertad, y, más adelante, durante el proceso de desescalada, a partir del que se retomaron las salidas y los permisos penitenciarios, con la obligación de cumplir una cuarentena en aislamiento al regreso de los mismos, lo que disuadió a muchas personas para evitar sentir de nuevo ese “doble confinamiento”.
Ante esta circunstancia, ha sido necesario realizar un ajuste en la metodología del programa Reincorpora Salud Mental con el fin de no interrumpir su actuación y continuar prestando su servicio, a través del que se pretende beneficiar al mayor número posible de personas que se encuentran ingresadas en prisión y sufren algún tipo de trastorno mental, con el propósito de ofrecerles la oportunidad de mejorar su empleabilidad y acceder al mercado laboral.
Aunque durante la fase de confinamiento se interrumpieron las actividades, una vez se levantó el estado de alarma, retomamos la marcha de inmediato a través de videollamadas que nos permitieron prestar apoyo emocional de forma individualizada, como otro de los fines que persigue el programa. De este modo, se inició una forma de contacto pionera en las cárceles, teniendo en cuenta los estrictos métodos de comunicación que se han venido utilizando y que prohibían el uso de dispositivos telemáticos. Poco a poco y según se iba avanzando en el proceso de desescalada, pudimos volver a entrar en los centros para retomar las actividades grupales, al considerar nuestra intervención prioritaria por tratarse de un tipo de atención terapéutica y necesaria para colectivos vulnerables.
Sin embargo, la evolución irregular que ha seguido la pandemia ha hecho realmente difícil mantener la continuidad del programa, teniendo en cuenta que la Institución Penitenciaria se ha visto obligada a suspender salidas y permisos en distintos periodos durante los que también se suspendían las actividades grupales y solo se permitían las individuales. Por este motivo, la prestación del servicio a través del programa Reincorpora SM ha soportado un vaivén que también se ha hecho notar en el ánimo de las personas atendidas y que ha significado un desafío para ambas partes en el que la improvisación y la adaptación han sido elementos esenciales.
A punto de finalizar el año, el resultado logrado por el programa Reincorpora Salud Mental muestra unos datos discretos debido a la situación sobrevenida, pero ha mantenido su actividad en todo momento prestando su colaboración a la Institución Penitenciaria y el apoyo a las personas privadas de libertad.
Además, se ha producido un hecho importante como ha sido la contratación en la empresa ordinaria de una de las personas participantes, sin que haya sido necesario el paso previo por un Centro Especial de Empleo ni la consideración de su situación como persona con discapacidad. Esta experiencia, además de favorecer la situación penitenciaria de la persona contratada, ha mejorado su seguridad personal y profesional, pero, sobre todo, ha supuesto un impulso en la creencia de que toda persona puede lograr un desempeño adecuado en un puesto de trabajo ajustado a su capacidad, su potencial y su motivación.