Blog Fundación Manantial
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28/11/2017
A menudo, el paciente de salud mental no sólo tiene que enfrentarse a sus problemas de salud mental y a sus síntomas sino que, además de ellos, tiene que enfrentarse al estigma con el que le marca la sociedad, al propio autoestigma (en ocasiones), a ser rechazado o aislado, y, en el caso de necesitar un ingreso, a no ser tratado como un ser humano con todos sus derechos.
Bien claro está que, tanto las contenciones mecánicas, como la contención química vulneran los derechos fundamentales de las personas, pero hoy en día estas prácticas se siguen llevando a cabo en nuestro país y en muchos otros, como únicas respuestas en la sala de agudos de los hospitales tras el ingreso.
No es que no existan otros métodos que perjudiquen menos la integridad de la persona, sino que el sistema se encuentra anclado en estas prácticas dignas del medievo y los protocolos de actuación ante un ingreso en agudos son cuanto menos denigrantes y peligrosos para los pacientes.
¡Basta ya de ataduras y contenciones mecánicas! Rompamos el yugo de una psiquiatría obsoleta y dañina para sustituirlo por una psiquiatría empática y a favor del paciente. ¡Basta ya de contenciones químicas que convierten al paciente en una especie de ente sin voluntad ni energías! Eliminemos tanto exceso de fármacos y añadamos un trato más humano, más cercano y tranquilizante.
Tratemos de una vez a las personas como personas, a los pacientes como personas que sufren y no como a enemigos peligrosos a los que reducir con sistemas rudimentarios y arcaicos, que además son peligrosos para la integridad física, psíquica y anímica del paciente.
Si estamos todos del mismo lado, ¿a qué se debe esa tendencia a someter a los pacientes, a convertirlos en una suerte de prisioneros de guerra de un sistema hospitalario desfasado?
Es necesario un nuevo protocolo de recibimiento de los pacientes en el que en vez de una entrevista inquisitorial en la que el paciente parece ser culpable de un crimen, se le aborde desde el respeto y la empatía con un equipo de profesionales sociosanitarios formados convenientemente en inteligencia emocional.
Después, es indispensable redirigir la entrevista inicial para conocer la sintomatología y la historia del paciente, para que ésta sea lo menos abrupta, dura y desagradable posible. Tranquilizando a éste con buenas maneras, si se encuentra alterado, y centrándolo y acercándolo a la realidad, si se hallase fuera de ella, de un modo amable y nunca coercitivo o amenazante.
La calma trae calma e inspira confianza, la agresividad, por contra, trae agitación y desconfianza. Y sí, digo agresividad porque tanto las contenciones mecánicas como químicas son formas de agredir y deshumanizar al paciente.
A la hora de acompañar al paciente a su ingreso, respetar su espacio vital y no sujetar ni amarrar de ningún modo, haciendo que ingrese por su propio pie, aunque sea necesario un periodo de negociación y de exposición al paciente del problema con el que se encuentra en ese momento; hablo de negociación y no de amenazas o de decisiones unilaterales impuestas sin la participación y el conocimiento del paciente, haciendo hincapié en que se le va a ayudar y a asistir en ese proceso tan duro de su enfermedad.
Los sanitarios deben ser compañeros y acompañantes y no guardias antidisturbios esperando cualquier reacción adversa del paciente para echarse encima de éste y reducirlo y/o sujetarlo física o mecánicamente. El acompañamiento es primordial y la sensación para el paciente de compañía, respeto y apoyo son fundamentales tanto en su modo de reaccionar y/o de tomarse el ingreso en agudos como en su periodo de recuperación del momento de crisis, sea del tipo que sea.
Está demostrado que para muchos pacientes, además de ser traumático a nivel psicológico, las contenciones físicas, mecánicas y químicas pueden ser peligrosas para su seguridad y su salud, pudiendo empeorar el momento crítico del paciente agudizándolo más si cabe, precipitando una crisis mayor así como siendo capaz de causar lesiones al paciente o incluso terminar en desenlaces fatales para éste como puede ser un paro cardíaco, entre otros muchos.
Por Pedro A. Lara, blogger de afición e interesado en el crecimiento y desarrollo personal, así como defensor de los derechos fundamentales de las personas.
Puedes leer más post de Pedro en su blog personal: http://siguiendoadelante.tumblr.com
Coincido es unacambio creo que necesario los tiempo cambian y es hora de hacer un giro a los tratamientos convencionales y sobre todos en algunos casos que creo que noestan acordes a los cambios tecnologicos y de la sociedad entre otros.