Blog Fundación Manantial
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04/06/2020
Nacieron muchas reflexiones de tantas formas de asimilar este proceso que nos ha tocado vivir. A muchas personas les está tocando lidiar con ansiedades, fobias, angustias sociales, paralización laboral, falta de tratamientos médicos dignos, aislamiento de su familia, soledad crónica, dudas de cómo van a afrontar el futuro, nuevas perspectivas de abordar el día siguiente, y sobre todo y por encima de todo, verse a solas con uno mismo.
Podría sorprender saber que durante años alguien sobreviviera con alguna de esos procesos vitales tan complejos, pero ¿y si muchísimas personas sobrevivieran con TODOS? Se levantaran sin esperanza que cambiara algo, con una ansiedad cíclica, les costara integrarse al “normalismo” de este conglomerado de hipocresía y consumismo camuflado de productividad y, al intentarlo, chocaran de frente con un muro de formulismos y legislación que los clasificara dentro de un grupo de menos validos o menos capacitados, o de una autogestión privada de sanidad que les dejara durante años con una mera formalidad asistencial que les devolviera a la soledad de su hogar, o en su defecto a la calle, sin apenas o ningún ingreso.
Es curioso, pero hemos estado lejos de actividades que fortalecieran nuestra autonomía, participación y organización de la comunidad y, sin embargo, hemos llegado a ese punto en el que nos hemos involucrado en motivar a mantenerse unidos en búsqueda de soluciones, hasta hacer de ese problema un nexo de unión social.
Pues, sin dar más vueltas, ahí va mi reflexión: ¿cómo hacemos entender que la soledad, la pérdida y la imposibilidad de incorporarnos a un puesto de trabajo digno, la estigmatización social, la atención ambulatoria precaria, la coerción en ingresos involuntarios, la ausencia de inclusión en derechos fundamentales, el deterioro cognitivo por el consumo de medicación y falta de alternativas, todo esto y algo más, son el pan de cada día en aquellos con diversidad funcional mental durante muchos años?
Algunos compañeros y profesionales critican este tipo de discurso teñido de “penita” y obviedades, porque en teoría no contribuye a nada más que recordar el círculo al que hemos llegado, vamos, que no contribuye con alternativas.
Pues, en vías de promover acciones orientadas al reconocimiento, ejercicio y defensa de derechos, nos hemos empoderado para actuar colectivamente y generar los cambios que se necesitan. Y establecer un modelo distinto de salud mental donde participemos (junto con profesionales parte de ese retorno a la VIDA, no curar, porque no hay nada que curar).
Y con todo el respeto que merece el actual sufrimiento mental y físico por esta pandemia, quizás nuestra experiencia, y la de todos aquellos que hoy la incorporan a su vida, podamos contribuir a cuestionarnos el orden social y crear alternativas a la realidad actual.
Existen dos formas concretas de encaje después de una situación con la presión a las que se nos ha sometido: nace un superviviente, o una víctima, alguien que se somete a una paralización, o alguien que se niega a repetir bucle. Y son tantos los días enfrentándose al confinamiento social, que decides no añadir nada más emocionalmente, y más cuando ves tanta sobriedad de compañeros de sufrimiento mental en este camino.
Pero como de compartir positivo se trata, decir que lo que se siente ante un periodo estresante de este tamaño es una respuesta habitual, y en ocasiones no sabemos responder adecuadamente, pero si hay una factor determinante en esta situación es plantearse recurrir a ayuda profesional terapéutica, y a fin de seguir generando el apoyo necesario. Invito desde aquí al que llega de nuevo al “club” que estamos dispuesto a compartir experiencias, miedos, dudas y herramientas como recurso y alternativa para seguir VIVIENDO, en mayúsculas, a pesar de lo que a uno le ocurra. De todas maneras ¿qué es lo peor que te puede pasar? ¿Que tengas que realizar un ajuste y reconstruirte? No pasa nada, no es nada nuevo para un colectivo que os abre la puerta, si os decidís por asomaros a esta opción que no es nada nueva, comprenderéis que hay toda una red de apoyo fuera del espacio institucional y que se p u e d e compaginar la locura con una vida con significado y satisfactoria.
Efrén, un loco feliz.
Gracias, gracias y gracias por compartir ese trocito de ti, Efren…. Espero poder seguir leyéndote muuuuchos años, IMPRESIONANTE!!!!!!