Blog Fundación Manantial
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13/11/2020
Como paciente diagnosticado de varios trastornos “mentales” debo decir que lo más apropiado sería, siempre según mi punto de vista, llamarlos trastornos o traumas psíquicos. La palabra psiquis proviene del griego y significa alma humana y la palabra trauma todos sabemos que significa daño o herida.
Pues durante más de 20 años llevo intentando sanar las heridas de mi alma humana, de mi persona, heridas del ánimo, de los pensamientos, de las emociones y de las conductas derivadas de ellas mismas.
Se hace a través de ser constante en el tratamiento psiquiátrico y, por supuesto y con más énfasis, en el tratamiento psicoterapeútico programado por los o las psicólogos/as con intervención continua del paciente en dicho tratamiento. Es imprescindible darle voz, confianza y credibilidad al paciente por muchas heridas que tenga en su alma y que puedan desequilibrar o, mejor dicho, desestabilizar tanto el tratamiento como la vida de dicho paciente.
Cada psicólogo/a tiene su escuela y su método de intervención con cada paciente, pero se debe hacer del paciente un protagonista de su propio tratamiento para que éste funcione mejor, y por esta razón el tratamiento debe ser flexible y personalizado, como un traje a medida confeccionado por ambos:
paciente y psicólogo/a.
No es que excluya del todo a la figura del o de la psiquiatra, sino que dicha figura debe apoyar con su intervención la terapia a seguir por cada paciente, dándoles las dosis exactas de los fármacos pertinentes a cada uno de ellos, para que no se despersonalicen y se conviertan en zombies incapaces de utilizar sus cualidades y capacidades, tanto innatas como aprendidas.
En mi caso particular, y tras muchos años de psiquiatras y psicólogos/as, he acabado dando con los adecuados, y eso ha ayudado a mi mejoría, pero lo que más me ha ayudado, sobre todo, es mi fuerza de voluntad, mi capacidad de levantarme cada vez que caigo en una crisis o descompensación y mi resiliencia. En definitiva, el afán de superación de todos mis problemas.
Las heridas nunca cierran del todo, pero con el paso del tiempo, el tratamiento farmacológico y psicoterapeútico, y el aprendizaje a través del insight o la introspección de la persona afectada por dichas heridas, se puede ir haciendo costra. Hay veces, claramente, que la costra se levanta y el alma vuelve a sufrir y a desencadenarse una crisis en el o la individuo/a, se sangran las emociones, los pensamientos, las emociones y las conductas propias de cada uno/a cuando se siente desbordado. Ahí deben actuar los y las profesionales de la salud mental para estabilizar lo antes posible al paciente y que no sufra más daños colaterales o añadidos, pues los traumas psíquicos suelen ser comórbidos y, además, suelen retroalimentarse de una manera más intensa de lo negativo que de lo positivo. Se trata de poner los cuidados necesarios para recuperar al paciente de su padecimiento y no extralimitarse con prácticas poco apropiadas o coercitivas como amenazas, contenciones físicas o mecánicas de largos periodos de duración o con la sobresedación, todo ello también resulta muy negativo para el paciente.
Una vez reestablecido el paciente, hay que retomar cuanto antes el proyecto de vida que los profesionales o terapeutas habían fabricado junto a él/ella y enseñarle a aprender de la propia crisis, educar en crecimiento personal, en el avance en lugar del retroceso o el estancamiento y en la resiliencia o resistencia y superación de esas heridas en el alma que tanto nos incordian.
¿He conseguido curarme?
No, sigo en tratamiento, pero en buenas manos y no me faltan recursos ni habilidades autoterapeúticas, aprendidas con el paso de estos 20 años de heridas en proceso de sanación constante y de cada crisis. Hay idas y vueltas, turbulencias como a mí me gusta llamarlas, pero uno se acostumbra a vivir con su/s costra/s y su/s herida/s y va creciendo y endureciéndose en todo el proceso, por lo que con el tiempo el paciente de trastorno o trauma psíquico, si no se rinde en el camino y/o no hay malas praxis profesionales, puede llevar una vida prácticamente corriente como la de cualquier otra persona, que diagnosticada o no, también puede sufrir en el futuro heridas psíquicas como el paciente supuesto o como yo mismo, por lo que es necesario eliminar estigmas y tabúes sobre la Salud Mental o Psíquica, ya que es una problemática que en mayor o menor medida nos incumbe a todos tanto como individuos como comunidad.
Por Pedro A. Lara, blogger de afición e interesado en el crecimiento y desarrollo personal, así como defensor de los derechos fundamentales de las personas.
Puedes leer más post de Pedro en su blog personal: http://siguiendoadelante.tumblr.com
Hola Pedro, me siento igual y aunque no me exprese igual, mi objetivo o lo que quiero reflejar o que entiendan es lo MISMO que tu. Me siento super identificada en TODO, los años, la situacion, bueno, en todo, y como lo dices, y como lo vivo en mi y para los demas. Ahora te leere mas para conocerte, un placer soy Anabel de Fundacion Manantial de Vila-Real.
Un placer, Anabel, muchas gracias por leerme, somos muchos los que pensamos en liberarnos de cadenas y mochilas que arrastramos y que no nos pertenecen pero nos llenan de culpa, temor, dolor y arrepentimiento. Lograremos un mejor psistema de Salud Mental que nos cuide en lugar de machacarnos, lograremos la aceptación y la normalización de las heridas psíquicas igual que pasa con las físicas, lograremos ser entendidos como personas totales y no como etiquetas o diagnósticos que nos anulen, lograremos lo que nos propongamos con un pequeño aporte de activismo y defensa de lo que nos merecemos como ciudadanos y no como enfermos de segunda… Lo lograremos unidos.
Saludos para los amigos de FM Vila-Real y de otras localidades y para todos/as los que gusten de leer mis artículos y apoyarme a cambiar este mundo que funciona un tanto mal.