Blog Fundación Manantial
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05/04/2016
Ya puede ser lo que ocupe tu tiempo en esta vida, que lo que más importa es qué te motiva a hacerlo, determina la cantidad de honestidad que alberga tu corazón y también determinará cuanto tiempo vas a luchar por esa causa.
¿Qué es ser ‘normal’?
Puedes pasarte la vida leyendo libros, motivaciones, sistemas, herramientas, conclusiones, y hasta estudiarlas y enseñarlas, pero si no dispones en esta vida un móvil propio totalmente alejado de lo comúnmente llamado ‘normal’ estás jodido, muy jodido. Básicamente porque dejas de ser tú, y si después de saciar esa inquietud personal por lo que te está pasando o pasa a tu alrededor, no te implicas, a lo mejor terminas convirtiéndote en un mero observador de tesis e hipótesis doctorales de personas que comienzan a estudiar una carrera llena de pilares psicológicos y psiquiátricos obsoletos, tanto por edad como por resultados en la vida real, que no en un aula, allí sí funcionan, demostrando con alguna sesión como ejemplo, que son la guía a seguir. En cualquier caso, curioso y triste.
Existen perspectivas psicológicas de cómo debería ser llevar una vida normal, exitosa e intenciones de explicar qué tipo de personalidad te puede cerrar el acceso a esa vida normal y exitosa. Se las consideran tan certeras que existe un largo listado de trastornos mentales que te clasifican para definir y hasta para intentar que aceptemos dentro de ese marco determinado nuestra cronicidad.
Cuando uno observa a diario la violación de libertades que el ser humano inflige a otros seres humanos, el sentido de justicia que llevamos incorporado en nuestro interior salta. Y podemos hacer dos cosas: revelarnos en nuestro interior, o lo que es más probable que suceda que disociemos y pasemos a un pensamiento más agradable para que no duela esa injusticia.
Y eso parece ser la cruda realidad de lo que hoy llaman la problemática salud mental.
Existe un grupo de profesionales que, lejos de empatizar y escuchar las experiencias vividas por aquellos a quienes consideran enfermos mentales, e invertir en adoptar medidas de prevención o seguimiento se limitan a buscar una respuesta biológica y un tratamiento químico a este tipo de experiencias.
Hay otro concepto que se les pasa por alto: que cada experiencia personal es única. Ningún problema o la forma de afrontarlo es exactamente igual al de otro».
Y se les olvida que muchas, a pesar de que su personalidad o características les encasillen dentro de ese largo listado, renuncian a ser paralizadas por unas cuantas pastillas, y logran llevar vidas significativas, felices y llena de experiencias satisfactorias.
Compartiendo este tipo de inquietudes con compañeros de sufrimiento mental, muchas veces repetimos tanto la dinámica errónea de salud mental, que cuando te enfrentas a escribir un artículo te parecen obviedades y empañan las ganas de reflejarlas por escrito.
Pero luego el argumento tan certero de que haciéndose oír, y mostrando nuestra disconformidad se logra una presión que terminará por incomodar a este ya largo camino erróneo, hace que busques matices que complementen un criterio común que deseamos sea en un futuro una premisa:
Párate un momento, escúchame, no me juzgues con precedentes psiquiátricos que sirvieron en su día, mi vida no está escrita en un libro, si lo deseas te la cuento, y luego ya decido qué hacer con ella, no me la planifiques, ni limites mis herramientas propias con químicos, ni juzgues con esa suficiencia que te entrega diploma o título universitario. Mi vida no está escrita todavía, me queda mucho tiempo por delante para disfrutarla.
Efrén
Qué buen escrito, Efrén! Estoy de acuerdo en que cada persona (con o sin diagnóstico ) es única. Y creo también que los profesionales cada vez están cada vez más concienciados de que no somos diferentes a aquellos que no toman pastillas ni tienen diagnóstico. Lo veo en la gente que me trata. Me transmiten simpatía y me ayudan a superar mi autoestigma. Un abrazo!
Claro que sii!!!!! Asi se habla!!! No dejes que nada ni nadie controle ni dictamine tu vida, se feliz y vive, con tus propias herramientas, y si algún día flaqueas, crees que las has perdido, o no las encuentras… parate, toma aire y sigue buscandolas, ESTAN SEGURO, rebusca, por si acaso, aquí no hay nada escrito como "cierto"…. A mi me lo enseñó… la vida. Enhorabuena!.