Nos hemos encontrado con una situación extrema, en un momento preciso, sin esperarlo, sin saber cómo reaccionar, el ambiente se ha impuesto ante nosotros, y nos ha recluido entre cuatro paredes.
Nuestras ocupaciones, algo a lo que en estos momentos prestamos especial atención porque observamos que comienza a afectar a nuestra salud. Frases como “se ha parado el tiempo”, “necesito respirar”, “no sé qué hacer, me aburro”, “necesito estirar las piernas”, “me siento inútil” etcétera. Todo ello me hace reflexionar sobre el tiempo, el tiempo que hasta ahora hemos empleado para realizar aquellas ocupaciones que de verdad son significativas para nosotros. ¿Realmente ha sido así?
Cuestiono si alguna vez nos hemos preguntado qué ocupaciones realizamos, y cómo son de importantes para nosotros. Creo que ahora es el momento de poder parar, de tener este tiempo que algunos hemos añorado.
Estamos viviendo situaciones en las que muchas personas están perdiendo su empleo, ocupación con un gran peso en la rutina de muchas de ellas, incluida la nuestra. Me detengo a pensar todo lo que hay detrás de esta ocupación, y lo importante que es para mí, y de esta forma intentar ponerme en la piel de esas personas que lo han perdido, de forma temporal o permanente, incluso una vez volvamos a nuestra rutina, la incertidumbre que ocasionará todo esto en el mercado laboral, algo complejo aún por descubrir.
El empleo, la vocación que hay detrás de muchas personas que realizan esta ocupación gran parte de su día, de un momento a otro se ve comprometido, se ha esfumado. Sensación de desconcierto, de que una parte de nuestra rutina queda vacía, nos sentimos incompletos, nos falta algo. No sabemos cómo ocupar este vacío, y esto puede llegar a afectarnos.
En estos momentos, toca rehacernos. Pienso en ese momento, en cómo otras ocupaciones pueden ayudarnos a no rompernos, en el poder de la ocupación, en explorar un ambiente que en otras ocasiones tenemos olvidado, no prestamos atención y es nuestro entorno más próximo, nuestro hogar, nuestra familia, aquel otro que sentimos cerca. Dar cabida a la imaginación, a nuestra volición a través de otras ocupaciones, a explorar otras vías de expresión y producción, en definitiva, a ahondar en nuestra identidad ocupacional.
La ocupación, una palabra la cual contiene infinidad de historias únicas, y que podemos convertir en un gran aliado, descúbrelas, explora, crea todo aquello que algún momento ha quedado alejado de esas cuatro paredes en las que nos encontramos recluidos.
Patricia Domínguez Castro. Terapeuta Ocupacional en Fundación Manantial.
Deja un comentario