Blog Fundación Manantial
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09/01/2017
Durante algunas enfermedades mentales es habitual que, de vez en cuando, aparezcan pensamientos suicidas o autolesivos en menor o mayor grado. Pueden darse debido a una no aceptación del diagnóstico, a una predisposición o tendencia depresiva autolítica, a una baja autoestima, o a las simples pero en ocasiones duras circunstancias vitales en las que nos vemos envueltos en nuestro día a día. Incluso pueden darse varios de estos factores anteriormente mencionados a la vez, lo que dificultará la lucha en contra de estos pensamientos suicidas.
¿Cómo superar este duro camino en contra de los pensamientos suicidas?
Todo comienza por cambiar el lenguaje y las formas con las que nos tratamos a nosotros mismos:
• Utilizando un lenguaje positivo y a la vez cariñoso y respetuoso hacia nosotros mismos. No tratar de autodegradarnos o autodenigrarnos porque las cosas no salen como nos gustaría que nos saliesen o por otras razones.
• Siendo optimistas en lugar de catastrofistas, desdramatizando las situaciones que nos acontecen a nosotros o a otros a los que queremos, y relativizando las circunstancias que se nos dan en la vida.
• Mimándonos y cuidándonos como si fuéramos nuestro ser más querido. Dándonos caprichos y premios en lugar de castigos y sentimientos de culpa.
• Siendo conscientes de nuestras múltiples capacidades y dándonos cuenta de que nuestras carencias son mejorables, de que nuestros errores no son tan graves y son parte del aprendizaje vital.
• Asimilando que el tiempo pasa y que ninguna racha “mala” es eterna, en toda vida con o sin enfermedad mental hay altibajos y los momentos bajos o malos también pasan y son sucedidos por momentos mejores.
• Siendo capaces de gestionar correctamente las emociones, si es necesario con ayuda de alguna terapia o terapeuta cualificado.
¡El optimismo es nuestra mejor arma o herramienta!
Una forma de vida optimista, enfocándose en todo lo bueno que nos rodea en lugar de hacerlo en lo no tan bueno o en lo malo. Fijándose y centrándose en los buenos instantes, los buenos momentos o acontecimientos que nos suceden, en la familia, en los amigos, en los seres queridos, en las personas que conocemos y que nos pueden aportar cosas positivas en la vida.
No hay que prestar tanta atención o darle tanta importancia a pequeños sucesos vitales o personales que nos sucedan o nos afecten momentáneamente. Como ya he dicho, todo pasa tarde o temprano, es necesario tener paciencia y constancia. Perseverar ante las adversidades que se nos planteen: ninguna es tan grave como para hacernos daño o quitarnos la vida ni como para intentarlo.
Afrontar los problemas.
Ser realista en vez de negativo y hacer una buena planificación ayuda a la resolución de los problemas, no se trata de luchar sino de pasar por ellos de la manera más airosa posible, dejando que lleguen si no se pueden impedir, buscando alternativas y soluciones a ellos y despegándose o desapegándose de las emociones o pensamientos negativos, que de poco nos sirven para la consecución de nuestros objetivos. Afrontar en lugar de enfrentar o luchar, desgasta menos y es más útil, no desistir ni rendirse, no pensar que el suicidio es la única solución o salida a nuestros males.
La actuación en el momento en el que surgen los pensamientos de suicidio es vital y nunca mejor dicho.
¿Cómo actuar entonces?
• Pidiendo ayuda si es necesario, tanto a nuestros seres queridos como a profesionales, con un buen apoyo el fatal desenlace es menos posible. NO sentirnos avergonzados o menos válidos o más débiles por hacerlo es fundamental, hay que saber cuando es necesario que nos echen una mano y demandarlo y permitirlo, ya que no siempre somos capaces de soportar o resolver todo las situaciones o acontecimientos que nos suceden.
• Mejorando nuestra autoestima con mensajes positivos sobre nosotros mismos. Mensajes sobre nuestras buenas cualidades, aspectos, capacidades, fortalezas que nos ayudarán a tener más autoconfianza y mejor autoconcepto.
• Sonriendo y tomando la vida con buen humor, aunque no siempre nos parezca fácil. Una sonrisa o una actitud positiva es tan importante que puede mover acciones externas a nosotros que nos sean beneficiosas más allá de los propios beneficios de la sonrisa, la risa y la carcajada (demostrados científicamente) pudiendo generar un feedback o retroalimentación de empatía y simpatía hacia nosotros de parte de los que nos rodean, facilitando su ayuda para sobrellevar ciertas situaciones adversas.
• Entrenando nuestra resiliencia así como nuestra resistencia, las dos son fundamentales en la superación y el crecimiento personal, siendo ambas muy necesarias tanto en la adaptación como evolución personal por lo que nos servirán de gran ayuda para reaccionar y vencer los pensamientos de suicidio sustituyéndolos por otros de aguante, persistencia y avance y superación.
No hay nada que no pueda resolverse con o sin ayuda menos la muerte, hasta para el mayor de los sufrimientos existe consuelo y solución. Con el suicidio nada se consigue porque la muerte es la nada absoluta, sin embargo con la vida se pueden conseguir muchos de nuestros objetivos. ¡Sigue adelante!
Por Pedro A. Lara, blogger de afición e interesado en el crecimiento y desarrollo personal así como defensor de los derechos fundamentales de las personas.
Puedes leer más post de Pedro en su blog personal: http://siguiendoadelante.tumblr.com
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