El pasado miércoles 21 de diciembre celebramos la Navidad en Casa Verde con las familias, madres, padres, niños, familiares y allegados, y con tres duendecillas, ayudantes de Papá Noel, como “maestras” de ceremonias.
En la sala del centro no cabía un alfiler. Todos los niños estaban esperando la llegada anunciada de Papá Noel, que no se hizo de rogar y trajo regalos para todos y cada uno de los niños que habían escrito una carta a Santa (¡Más de 30!).
En esta ocasión todo fue posible por la generosidad de EDP, una empresa de energías renovables que tuvo la iniciativa de asegurar que cada niño de Casa Verde pudiera tener al menos un regalo de su propia elección. Tuvieron tanta sensibilidad que algunos hasta escribieron cartas personalizadas para cada niño, como si de Papá Noel se tratara.
Los que estuvimos allí nos contagiamos y nos emocionamos, una vez más, con la ilusión de los niños. Las caras de todos nosotros, niños y mayores, eran un verdadero reflejo de lo que allí se estaba viviendo. Apenas hacían falta palabras; las exclamaciones y los gestos lo mostraban todo.
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