Blog Fundación Manantial
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09/12/2014
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La idea de colaborar con algún huerto comunitario de la zona venía rondando en nuestras cabezas desde hacía tiempo. Cuando conocimos el huerto del Centro Madrid Salud de San Blas (Madrid Salud es el organismo autónomo del Ayuntamiento de Madrid que, desde su creación en 2005, tiene por finalidad la gestión de las políticas municipales en materia de Salud Pública y Drogodependencias en la ciudad de Madrid) se nos abrieron, de repente, un sinfín de posibilidades que nuestro propio centro, carente de un espacio exterior, no nos ofrecía.
Durante un tiempo hemos estado realizando diversas tareas, que se suelen fabricar en el taller y posteriormente trasladar e instalar en el huerto. De esta forma se realizan unos maceteros de revestimiento cerámico, unos colgaderos para la herramienta o una mesa para usos varios.
A mediados del año pasado, Víctor, conserje del Centro Madrid Salud e impulsor de la iniciativa del huerto comunitario, comenta la conveniencia de disponer de un invernadero propio, donde las semillas puedan germinar con éxito a resguardo de las inclemencias climáticas.
Es la oportunidad de acometer un trabajo de mayor envergadura para cuyo diseño podemos dejar volar la imaginación. Valoramos varias opciones hasta que por fin llega hasta nosotros una idea muy original: un domo geodésico o, lo que es lo mismo, una cúpula esférica construida mediante una malla de triángulos. Tras numerosos cálculos y dibujos, buscamos un material que fuera ecológico y económico. En seguida llegamos a la conclusión de que la madera de palé cumple ambos requisitos. La dimensión del invernadero estará limitada por la medida de sus tablas.
En varias ocasiones recorremos el barrio en busca de materia prima. También contamos con la colaboración desinteresada de algunas personas a las que les hablamos de nuestro proyecto. Una vez conseguidos los primeros palés, comenzamos a desmontarlos.
Las tablas obtenidas se cortan en tiras con una anchura, una longitud y unos ángulos muy precisos. Todos los trabajadores del taller asumimos la dificultad de la tarea que estamos llevando a cabo y, aunque nos costaba imaginar el resultado final, sabíamos que su éxito o fracaso vendría determinado por el cuidado que pusiésemos en cada uno de los pasos previos.
Cuando por fin comenzamos a encajar todas las piezas, los nervios estaban a flor de piel. Estábamos a punto de comprobar si el trabajo realizado durante meses tenía sentido o, por el contrario, había sido en vano. Al encajar la última pieza soltamos la respiración contenida y una sensación de alivio y euforia inundó nuestros cuerpos.
El invernadero está terminado y ahora todas las personas que pasan por la calle lo observan y comentan acerca de él. Prácticamente se ha convertido en el símbolo del huerto y esto nos hace sentir muy orgullosos.
Trabajar en el huerto durante todo este tiempo nos ha dado la oportunidad a muchas personas de sentir que nuestro trabajo es valorado en la sociedad, y no en la sociedad como término genérico, sino en nuestra sociedad, nuestro barrio, compartiendo momentos con compañeros, con ex compañeros, con amigos y familiares que de forma espontánea han ido acercándose y alejándose como ocurre en la vida misma. Aquí el término comunitario ha cobrado un sentido real. La gente ha olvidado por un rato sus etiquetas, pues aquí no pertenecemos a un colectivo, ni siquiera a un recurso, aquí pertenecemos a un proyecto común en el cual participan mujeres y hombres de todas las edades. Porque todos necesitamos darle sentido a nuestras vidas y sentir que pertenecemos a algún sitio, hoy pertenecemos un poco más a este barrio y un poco menos a la categoría de personas con enfermedad mental.
Alberto Cembranos y trabajadores del Taller de empleos diversos del CRL San Blas.
Si quieres contarnos tu experiencia o denunciar algo relacionado con el estigma o la exclusión que sufren los afectados por algún trastorno mental puedes enviarlo a la siguiente dirección de correo unomas@fundacionmanantial.org. Estaremos encantados de escucharte y ayudarte.
Ole, Ole y Ole y con mayúscula! En hora buena compañeros.
Muchas gracias Amir. Viniendo de ti, es todo un honor.
…Pues es toda una suerte que este barrio tenga a gente como vosotros!!
Estoy de acuerdo en que es una suerte para el barrio tener vecinos con tanta creatividad y ganas de aportar al barrio.
Enhorabuena a todos los participantes en el proyecto, es una chulada.
¡Bravo! Sois unos currantes. Bravo, bravo!!
Un trabajo magnifico.. ¡¡¡¡¡¡CHAPO!!!!!!
¡Olé, es un proyecto magnífico para el barrio! Crear espacios donde compartir al aire libre el conocimiento de los más mayores y las ganas de los más jóvenes. Un lugar para los altos y los bajitos, los recuperados de su particular experiencia y los más afectados, para los más razonables, los menos ortodoxos, para lo extraordinario y lo ordinario.
Un espacio espacial, para los niños y las niñas. Un lugar especial para los valientes y los prudentes, los juiciosos, para los que perdidos buscan una razón. Para los que la sin razón de la exclusión les anima a luchar . Un refugio donde encontrar la explicación a un delirio.
Felicidades .
Un abrazo…;)
Paco, ha sido un lujo contar con tigo en este trabajo. Gracias por tu comentario, me parece una definición perfecta y me ha emocionado. Si te parece bien, me gustaría ponerlo en la puerta del invernadero.
Un abrazo
Claro que me parece bien, me ilusiona verlo escrito allí!.
Es admirable tu dedicación e implicación en ese proyecto, tu paciencia, tus conocimientos, tu capacidad para lo social en grande y sin complejos. Contar con tu confianza durante esos meses fue sin duda un alivio y muy bueno para mí.
Recuerdo que me dijiste " a Paco no quiero volver a verle ya por aquí." …mis mejores deseos también para tí paisano. 😉
Gracias a todos por vuestros comentarios. Así da gusto seguir trabajando. Ni que decir tiene que será un placer recibiros en el invernadero, solemos estar los viernes por la mañana y nos encanta tener visitas.