Blog Fundación Manantial
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08/12/2016
Durante y después de un periodo de enfermedad mental, es muy común irse aislando de los amigos, familia e incluso pareja, si se tienen. Es un proceso de separación e incomunicación que ocurre a menudo por no querer hacer daño a nuestros seres queridos ni querer cargarlos con nuestros problemas y dificultades. También, otras veces, influyen la falta de ganas de relacionarse al igual que faltan ganas en muchas otras áreas vitales (en casos de depresión, sobre todo) y la tendencia al abandono de uno mismo. La falta de comprensión hacia la enfermedad de uno mismo y de los demás hacia nosotros, el desconocimiento, los prejuicios y el estigma son agravantes de esta situación tan dura y amenazadora para muchos.
Las personas son seres sociales por naturaleza y necesitan de la interacción con otras personas para su desarrollo vital y su bienestar personal. Si las relaciones interpersonales dejan de ocurrir, tanto paulatinamente como abruptamente, la persona empeora o enferma, y si a esto se le suma una enfermedad mental, más la falta de apoyo de los demás por estar aislados (voluntaria o involuntariamente), el sufrimiento se multiplica exponencialmente.
Esta exclusión de la sociedad puede acabar siendo prácticamente total, quedando la persona enferma totalmente sola y desamparada o sintiéndose de esta forma (y por lo tanto comportándose conforme a ella) aún estando con seres queridos y profesionales de la salud.
Al final de esta espiral de soledad y abandono, las relaciones con otras personas son escasas o casi nulas, siendo las meramente básicas para sobrevivir, pero no las suficientes para vivir plenamente ni para recuperarse de dicha enfermedad.
Las personas que pasan por este doloroso y complejo proceso de aislamiento o exclusión social, no quieren, en su mayoría, estar ni sentirse solas aunque al principio puedan haberse sentido cómodas o seguras en esa soledad indudablemente tóxica.
¿Cómo se cae en el aislamiento?
Se comienza por separarse poco a poco de las personas cercanas, seres queridos, familia, amigos, pareja,… Después se empiezan a poner excusas para no asistir a eventos sociales, hasta en aquellos en los que participa nuestro círculo más cercano, incluso para no salir de casa. Es habitual que las personas que están en un avanzado estado del proceso de aislamiento decidan no salir siquiera de su cama, ya que no se quieren o no ven la manera de afrontar la realidad o la enfermedad, y ya es demasiado tarde para volver atrás o no saben cómo hacerlo. Esto provoca un sufrimiento al querer y no poder, o sentir que no se puede hacer nada para evitar la soledad en la que uno ha terminado por estar. Como ya se ha dicho, las personas son seres sociales y sin la interacción con el entorno social acaban por enfermar, o empeoran si ya están enfermas.
¿Cómo salir del aislamiento?
Estando dispuestos a afrontar y a cambiar nuestra conducta para con nuestro entorno, estando dispuestos a salir de la falsa comodidad y seguridad que puede dar la soledad, no dejando que el aislamiento se apodere de nuestras vidas, no abandonándonos a nosotros mismos ni dejando de lado a nuestras personas queridas, de cuidado o de referencia.
El cambio está o comienza por nosotros mismos y debemos ser capaces de poner freno al aislamiento antes de que vaya a mayores y pueda tener consecuencias graves en nuestra salud.
Un cambio de actitud que es necesario: abrirse a los demás, comunicar sin miedo cómo nos sentimos o cómo estamos, cómo queremos que se nos trate, etc,…
Se puede comenzar admitiendo y explicando el problema por el que se está pasando de una manera natural y desdramatizándolo, solicitar ayuda para superarlo es bastante importante, hablar desde el sentimiento y la emoción que están sucediendo en nosotros en el momento de la interacción nos hace más humanos y más cercanos a los demás, invitando a que aparezca la comprensión y la empatía (que no la lástima).
A veces es necesario un entrenamiento en habilidades sociales para recuperar las herramientas de relación e interacción que hayamos perdido, siempre a través de profesionales del medio. Una vez se hayan ido ensayando y reaprendiendo estas habilidades, nos será más fácil el relacionarnos adecuadamente con nuestro entorno.
Con constancia y perseverancia, e incluso gradualmente, nos iremos exponiendo a situaciones sociales de todo tipo que nos hagan disfrutar y sentirnos bien y cómodos, incluyendo también de vez en cuando situaciones sociales más formales para relacionarnos a distintos niveles o en distintas áreas de desarrollo personal (amistades, pareja, laboral,…).
Se puede retomar el contacto con antiguos amigos (aunque parezca difícil, no es imposible) o bien buscar nuevos amigos o conocidos con los que relacionarse a través de actividades de ocio compartidas, deportes grupales, hobbies o aficiones que llevar a la práctica junto a otras personas y así, una buena cantidad de opciones. Las opciones y oportunidades deben de buscarse y aprovecharse cada vez que surgen, ya que no aparecen solas. Como ya he dicho, el cambio empieza en nosotros y desde nosotros.
No se trata de hacer gran cantidad de amigos ni contactos, ni de mendigar amistad a la desesperada, sino de saber seleccionar las relaciones de calidad y saber mantenerlas de manera propicia.
Canción «Soledad» (Pedro A. Lara)
Pedro Lara, blogger de afición e interesado en el crecimiento y desarrollo personal así como defensor de los derechos fundamentales de las personas.
Puedes leer más post de Pedro en su blog personal: http://siguiendoadelante.tumblr.com
Mi pregunta es si un enfermo mental , sin ser estar muy grave ,puede llevar una vida normal y plena. Porque yo tengo bajones en los cambios de estación y me tomo de un modo dramático ciertes cosas; como cuando no sé si aprobaré un examen o tal persona ya no es mi amiga. Me siento como una chico de 20 y ya tengo 35. Nunca he dejado la medicación y tampoco me he drogrado.
Qué puedo hacer para no tomarmelo así y conseguir una vida normalizada?
Hola Cristina. Por supuesto, muchísima gente con problemas de salud mental lleva una vida plena. Adquirir herramientas para gestionar nuestras emociones nos permite afrontar situaciones de la vida cotidiana con menor nivel de angustia y mayor efectividad. Si por nosotros mismos no lo conseguimos, lo mejor es solicitar ayuda profesional. ¡Un saludo!
Hola, Cristina.
Yo también paso por esos bajones estacionales y muchos de los que tienen enfermedad mental pero haciendo un esfuerzo extra, que no un sobresfuerzo, se puede conseguir una vida "normal" pero sobre todo plena. Alimenta tus pensamientos positivos y abre la puerta a todo lo que te de alegría y te genere bienestar y felicidad. Cierra la puerta a lo negativo y a todo lo que te haga sentirte decaída. No te obsesiones con lo de la vida "normalizada" porque tu vida es tuya y tú la llevas a tu ritmo y del modo que quieres y puedes sin necesidad de tener que atenerte a la norma o a lo que la sociedad espera de ti, simplemente trata de ser feliz sin pensar en las espectativas o pretensiones de los demás hacia ti. Si necesitas ayuda para pasar esos baches pídela a familia, conocidos y sobre todo a los profesionales sanitarios. No dejes de tomar tu medicación y mucho ánimo, que se puede.
Besos.
Sin duda que remarquéis la importancia de tomarse en serio nuestra salud mental y la de los demás es de gran ayuda. Gracias por compartirlo, lo recomendaré
[…] esto se traduce en aislamiento social del paciente, conductas erráticas, habla desorganizada y caótica, pérdida de concentración y […]
Hola, soy Graciela, tgo. 65, todos los años entre oct. A dbre. Me agarran unos bajones, no quiero salir, me cuesta, me invvitan y pongo excusas, es como si algo no me dejara salir, estoy voy, no voy y termino no yendo y di no me indisten lo tomo cómo que me han invitado por compromiso, acuesto, me levanto, siento un vacío sin saber que hacer voy a trabajar me siento aislada, encima por mi edad me están reemplazando, entonces suento de todo tipo de humillaciones y sufro porq.con esta pandemia tgo.trabada la jub. No sé cuándo lo podré dejar, se me hace difícil
Nada q ver, aunq pidas ayuda de 1000 maneras se abren pq le tienen miedo al suicidio. Y cuando ya ha sucedido, lloran.
He leido vuestro articulo con mucha atecion y me ha parecido didactico ademas de bien redactado. No dejeis de cuidar este blog es buena.
Saludos
Hola me parece interesante la publicación