Blog Fundación Manantial
Blog Fundación Manantial
21/05/2020
El tormento que me consume, tiene la forma del amor que no he podido procesar a todas aquellas mujeres que se han sentido atraídas por mí, y a las que yo he amado en silencio. «El silencio que me consume». Amor, que sentía que podía alcanzar, al igual que el náufrago al que le arrojan un salvavidas desde lo alto de un trasatlántico y, justo en el preciso instante en que estira los brazos y lo acaricia con la yema de sus dedos, un golpe de mar, a modo de ironías del destino, se lo arrebata de entre sus maltrechas manos.
El tormento que me consume no tiene rostro, pues llevo toda mi vida luchando y peleando contra un enemigo al que no puedo ver, lo que produce la impotencia de gritarle al «Silencio que me consume» que muestre su rostro y que salga a dar la cara para poder pelear abiertamente con él, pero su baza es no mostrar su rostro y que yo no conozca la verdad, pues con la mentira ganas bazas, pero con la verdad ganas el juego y, en el preciso instante en que yo conociera la verdad, «el silencio que me consume» sería derrotado.
«El silencio que me consume» puede ver, y desde ese silencio, pude germinar la semilla y brotar de nuevo la flor que me permita crecer personal y espiritualmente, lo que implica el conocimiento interno en que se siembra dicha semilla, pues sólo desde el conocimiento de uno mismo es cuando se alcanza la madurez y por ende florece la edad adulta.
Jamás he pensado que fuera fácil pelear por lo que es tuyo y por lo que te pertenece por amor, por pasión y por derecho. Pero yo no puedo pelear contra un enemigo al que no puedo ver ni tocar, aunque perciba sus agresiones psíquicas en lo más profundo de «el silencio que me consume»
No tengo la intención de dejar que otro se lleve el trabajo de mi vida, ni aquello por lo que todavía sigo luchando, ni que me priven de la vida que deseo, aunque una vez más, he de decir: «yo no puedo pelear con un enemigo al que no puedo ver» (Mohamed Alí. Antes, Casius Clay), pues me mantiene encerrado y aislado en «el silencio que me consume».
Balbino
Deja una respuesta