Las personas, en general, tenemos la necesidad de comunicar. La mayoría solamente comunican estados de ánimo, pero otras personas (tocadas por la varita mágica de una sensibilidad especial) vamos mucho más allá, y aparte de comunicar estados de ánimo necesitamos comunicar emociones, historias, imágenes que tienen lugar en nuestro subconsciente, anhelos de todo tipo, en fin, sentimientos.
Yo siempre he sido una persona nacida con una sensibilidad especial para todo lo que sea contar historias y comunicar emociones. Recuerdo que, de pequeño, quería ser director de cine. Crecí embelesado viendo las maravillas de Steven Spielberg, al mismo tiempo que devoraba las películas de los Hermanos Marx y de cuanta estrella de Hollywood pasaba por mis ojos.
Sin embargo, esa sensibilidad tiene que ser apoyada por alguien. En mi caso siempre fue motivada por mis padres, quienes desde pequeño intentaron que me gustasen las artes.
Y lo lograron. Actualmente estoy formándome para ser actor de doblaje, soy un apasionado del folclor latinoamericano (toco, sobre todo, quena y rondador) y escribo. Sí, escribo. No solamente escribo artículos para el blog SaBer y Ocio, sino que traduzco y adapto canciones del inglés al castellano, escribo mis propios guiones para mis vídeos de Facebook y sí, he empezado a escribir poesía, si es que la poesía que escribo realmente merece este calificativo.
Y, como soy una persona con dificultades económicas que no percibe ninguna prestación y está en paro, me he lanzado a la aventura de publicarlos. Para ello me he decidido a publicarlos en Amazon, dado que publicarlos aquí es relativamente sencillo y barato.
Y ahí está mi primer libro, “Poemario de Noche y Amanecer”. Una obra donde desnudo mi interior y me muestro al lector sin filtros, sin codificaciones, directamente. Una obra donde mi interior se va destapando como se destapa el interior de una fruta, donde muestro mis vivencias, mis anhelos políticos y sociales y mis pasiones.
No pretendo calificarme a mí mismo de poeta, eso solamente lo podrá hacer quien lea mi obra, pero sí pretendo que el público disfrute con lo que hago, y si encima recibo algo de dinero, por poco que sea, mejor que mejor.
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