Blog Fundación Manantial
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27/12/2017
Hace dos otoños comenzamos un grupo llamado “Quitando Etiquetas, Conociendo Personas”, en la Residencia y Pisos «Leganés». Desde el origen creamos el grupo bajo la convicción de que nuestro trabajo está puesto al servicio de las personas que atendemos, bajo la mirada de un concepto de persona que transciende al diagnóstico psiquiátrico.
Esta frase que seguramente muchos consideréis obvia y evidente, es muy cuestionada directa o indirectamente por algunos profesionales. Lo escuchamos a menudo en los discursos de profesionales de la salud mental, los que muchas veces se cuestionan y deciden aspectos de las personas que bajo nuestro enfoque atacan a los principios más básicos de nuestras profesiones. Se toman decisiones sobres sus vidas o sus necesidades sin hacerles partícipes de las mismas, sin darles la oportunidad de decir lo que piensan y siempre bajo el argumento o “prejuicio” de que nosotros profesionales sabemos lo que necesita para estar mejor. Sin embargo, los modelos teóricos con los que más sintonizamos, que tenemos la suerte de poder implementar en nuestro centros y tratar de llevar a nuestra práctica profesional, abren un horizonte mucho más amplio que el que tradicionalmente centramos en la eliminación de síntomas, la compensación del déficit y un funcionamiento que otros consideran “normal”.
Creemos fielmente en la individualidad y sus potencialidades, en esa manera de enfermar y por tanto de recuperarse que es única y genuina en cada afectado. La experiencia y el correr de los años nos han demostrado que el verdadero saber está en las personas que atendemos y por tanto desoírlo es una mala práctica profesional. Creemos que la relación terapéutica es la herramienta más potente que podemos aportar a la intervención, y por tanto cómo hagamos el ejercicio de esa relación supone la mayor responsabilidad del profesional. Cuando iniciamos el grupo nos costó dejar de hablar de síntomas y enfermedad y empezar a hablar de uno mismo y sus vivencias, era raro lo que pedíamos, son muchos años de las mismas preguntas en distintos despachos y consultas, pero cuando lo conseguimos, como la mayoría sabréis, el resultado es en sí mismo terapéutico.
Ese pequeño grupo que todavía sigue evolucionando se propuso como objetivo cambiar el rol de sus participantes. Por fin el pasado 18 de octubre dio el primer “gran paso” en el objetivo de compartir su experiencia como expertos en foros docentes. Gracias a la colaboración de la Universidad de La Salle pudimos participar en unas Jornadas dirigidas a futuros Trabajadores sociales, Educadores sociales e Integradores sociales. Cuando después de todo el trabajo de estos años, los últimos meses de intensidad y multiplicación de las sesiones preparando el contenido de la charla, pudimos poner en común lo que había significado esta experiencia, todas sus aportaciones nos animaron a pensar que estábamos en el camino correcto:
“Me ha devuelto la visión de que he mejorado, he visto que la genta estaba más abierta a la enfermedad mental de lo que pensaba”.
“Me ha aportado alegría el interés y el deseo de conocer que vi en el foro. Ver que nosotros les aportábamos a ellos desde nuestra experiencia, que favorecíamos el aprendizaje fue muy gratificante. Además el contacto con la vida universitaria, genera un sentimiento de rejuvenecimiento, te permite rememorar en el tiempo”.
“Al principio tenía la expectativa de que iba a ser observada y tenía miedo de poder expresar lo que más temo compartir, que las personas que estaban escuchando lo llevaran al punto de morbo que más me incomoda. Pero después de pasar por ello ha significado una evolución personal y el significado de haber quitado esa etiqueta reproduce en otra persona un aprendizaje. Ver también la diversificación que hay de profesionales que se dedican a la salud mental me parece un avance”.
“El trabajo que hemos hecho hasta dar la charla y la charla en sí misma han sido para mí una liberación. Y una solidaridad mutua con tod@s vosotr@s. Por un lado he superado el miedo a que alguien de mis enemigos pudiera colarse en la charla y estropear toda mi ilusión. Por eso ha supuesto una liberación. Y estuve allí por disfrutar de vosotros y poder comunicarme con los asistentes para dar valor a nuestros esfuerzos. Por eso es solidaridad. Y también resaltar todo lo que he aprendido de las historias personales que se han volcado en las charlas del grupo. Ha sido un buen aprendizaje y saberme acompañado”.
Juanjo, Verónica, José, Luhana, Esperanza, Mar, Fernando, David, Ana y Diana.
Grupo «Quitando Etiquetas, Conociendo Personas»
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