Blog Fundación Manantial
Blog Fundación Manantial
20/04/2020
De nuestros miedos
nacen nuestros corajes
y en nuestras dudas
viven nuestras certezas.
Los sueños anuncian
otra realidad posible
y los DELIRIOS otra razón.
En los extravíos
nos esperan hallazgos,
porque es preciso perderse
para volver a encontrarse.
Eduardo Galeano.- El libro de los abrazos
Deben ser las once de la noche. Estando encerrados como estamos, sigue resultando extraña la sensación de no haber parado en todo el día… Es a esta hora cuando los pensamientos se abren paso como murciélagos sorprendidos en su cueva.
Pienso en la salud mental de las personas con las que trabajamos, metidas en sus casas, algunas con ansiedad, algunas desconectadas de lo que está pasando, algunas delirando con una realidad que quizá sea la buena…, pienso en la salud mental de mi hijo Diego, de tres años, cuyo cerebro reptiliano se abre paso cada pocos días arrasando con todo lo que tiene por delante, o en la de mi hijo Antonio, de cinco, que a veces rompe en llanto sin ninguna razón y te abraza durante un largo rato desconsolado. Pienso en la salud mental de los que teletrabajamos, criamos, sostenemos, proveemos (paradójicamente nunca desee tanto un fin de semana), no parcelado como antes, sino todo a la vez. También en la salud mental de los que desearían estar salvando vidas, pero que deben permanecer en cuarentena, y en la de todos aquellos con personas vulnerables a cargo que siguen trabajando o buscando empleo sólo por pura necesidad. Pienso en la salud mental de los dos millones de ancianos/as que viven solos/as en España, en los doce mil muertos que llevamos a esta hora y en tantas personas que no han podido despedirse de ellos, llorarlos, darles un último abrazo, tenderles una última mano…
Pienso en el cerco estrechándose, China, Italia, Canarias, Torrejón de Ardoz, tu abuelo, mi madre, tu… Cuando la pandemia afloje sus garras, va a ser duro despertar…
“es preciso perderse para volver a encontrarse”
No puedo dormirme en estas condiciones, poco a poco desacelero el pesimismo y busco aliento. Entonces pienso en el espectacular empoderamiento de tantos/as y tantos/as currantes/as precarios/as (repartidores/as, militantes de lo social, reponedores/as…) cuyo trabajo poco reconocido y mal pagado, se ha revelado como pieza clave para nuestra subsistencia.
Pienso en el trabajo incansable (y cansado) de todos los profesionales de la salud mental, conscientes de la importancia del momento, apoyando, acompañando, sosteniendo, no dejando caer la maquinaria… Pienso en los casi veinte voluntarios que se presentaron para cubrir la retaguardia en las mini residencias, en las direcciones, reinventando la gestión de esta crisis cada día, en el personal de limpieza, de cocina, de administración… (“De nuestros miedos nacen nuestros corajes y en nuestras dudas viven nuestras certezas”)
Pienso en, como decían mis compañeras, la fortuna de poder estar aquí, aportando nuestro granito de arena…una gran ola para surfear….
Pienso en los balcones de Madrid resucitados, vivos de música y voces de niños/as, llenos de aplausos a la Sanidad, que también lo son a nuestra resistencia. Pienso en la cantidad de juegos que hemos inventado (nunca los cartones del papel higiénico dieron tanto de sí), en la abrumadora suma de iniciativas solidarias surgidas para estar cerca de los que menos tienen. Pienso en cómo la relación con mis vecinos, siempre huidiza, se ha transformado en preocupación por cómo están. En que por fin conquisté el tiempo para disfrutar con mis hijos, para leer, para escribir, para bailar un “Slow with you tonight”…
Cuando podamos volver a tocar sin miedo, estaremos con los bolsillos llenos de nuevas formas de vida porque siempre
“En los extravíos nos esperan hallazgos”
David Sánchez Ratés, técnico de empleo en Manantial Integra.
[…] Fuente: Fundación Manantial […]