Blog Fundación Manantial
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24/12/2015
El pasado día 2 de diciembre de 2015 se celebraron en CaixaForum (Madrid) las XIII Jornadas de Fundación Manantial bajo el título “Un lugar para la familia”.
Las jornadas fueron inauguradas por D. Fernando Pastor, Director de Relaciones institucionales de la Fundación Bancaria La Caixa y por D. Jorge Jiménez de Cisneros Bailly-Bailliere, Director General de Atención a personas con discapacidad de la Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid. La presentación de la jornada corrió a cargo del Presidente del Patronato, D. Francisco Sardina.
A continuación se presentan las conclusiones técnicas de la jornada:
1. La jornada tiene como objetivo pensar y reivindicar el lugar de la familia en el campo de la salud mental comunitaria.
2. Se plantea la necesidad de que exista diálogo entre las Consejerías de Sanidad y de Servicios Sociales para proceder a una revisión del modelo de salud mental que evite fragmentaciones ni de edades, ni de tipologías de recursos ni de continuidad de cuidados.
3. La prevención se plantea como una de las prioridades para profesionales y administraciones públicas. Uno de los principales objetivos de todos los organismos y entidades y servicios que tratan con temas de salud mental es doble: reducir el tiempo que se tarda en atender a personas que han sufrido una primera experiencia relacionada con el ámbito de la salud mental y que esta atención se ofrezca en un contexto comunitario frente a una atención hospitalaria. Fundación Manantial ha puesto en marcha en 2014 la única Unidad de Atención Temprana que funciona en nuestro país, basada en experiencias de éxito en Birmingham y Australia y que contiene como ingredientes básicos de atención el trabajo en el entorno habitual del usuario y la atención psicoterapéutica intensiva.
4. El momento que vivimos supone el reto de emprender una “segunda reforma psiquiátrica” donde procede volver a revisar el modelo de atención comunitario y donde irrumpe con fuerza el papel de la familia como herramienta fundamental para el abordaje psicoterapéutico y de apoyo emocional para la recuperación de la persona que ha sufrido alguna experiencia o episodio psicótico.
5. Hay que repensar la salud mental. Estamos en un momento muy especial en el que los modelos que conocemos no nos sirven del todo y tenemos que buscar nuevas formas de pensar la psiquiatría y su relación con el resto de las disciplinas del saber (psicología, literatura, antropología, sociología, saber profano). Hay que volver a incorporar al saber de las disciplinas que se ocupan de la salud mental el saber de su objeto de estudio: los propios afectados.
6. La comunidad, las familias y los pacientes deben dejar de ser relegados al papel de “costes”, es decir, de consumidores de los recursos que el sistema sanitario pone más o menos parsimoniosamente a su disposición. La familia es el contexto más habitual en el que las personas se desarrollan y por tanto se recuperan, con lo que es necesario entenderla con potencialidades y recursos propios y útiles para atender los procesos vitales de sus miembros.
7. Una forma de abordaje de los problemas de salud mental pasa por el diálogo entre todas las partes que componen lo que llamamos comunidad. En esta jornada se ha escenificado este diálogo en un espacio de intercambio donde han participado familiares, usuarios, profesionales de la salud mental, profesionales de otros ámbitos del saber no psiquiátricos, asociaciones de familiares, responsables de la administración pública y público asistente. El diálogo se plantea tanto como compromiso ético, como herramienta terapéutica para un abordaje integral.
8. No podemos seguir trabajando profesionales por un lado, familiares por otro, personas diagnosticadas por otro y resto de sociedad (medios de comunicación, ámbito educativo, recursos comunitarios, etc) por otro.
9. Pensar en grupo supone trascender lo que piensa uno mismo. El diálogo como la mejor forma de manifestar comunitariamente lo que se piensa. Para entender e intervenir en un campo tan complejo como son los problemas de salud mental es necesario contar con las perspectivas de todos los agentes implicados: profesionales, familiares, personas en crisis, disciplinas laterales al campo de la salud mental y comunidad. Solamente podremos edificar un saber que oriente la ayuda y hacerlo desde una perspectiva social integradora, si tomamos el diálogo como herramienta básica de comprensión y de construcción de una realidad común que garantice la participación de todas las miradas.
10. No podemos pedirle a las familias que se reubiquen en torno a la persona que está sufriendo sin preguntarle y sin acompañarle en la pregunta de qué ha pasado en la familia y qué nos está pasando a los demás que, aunque no nos diagnostiquen, tenemos que sentir que es una crisis compartida. Las familias deben asumir también un lugar y un papel de implicación, responsabilidad y análisis.
11. Modelos como el de la Fundación de Cuidado Familiar de Gotemburgo, Suecia (del cual tuvimos una representación en la ponencia marco de esta Jornada) demuestran que la atención intensiva a las personas en crisis es posible y eficaz en el entorno comunitario, sin necesidad de recurrir a la hospitalización. Este modelo, que lleva desarrollándose más de 20 años, se apoya principalmente en la integración de la persona en crisis en un contexto facilitador normalizado y un apoyo terapéutico constante e intensivo. El trabajo con la persona que está sufriendo problemas de salud mental junto con la familia y con toda su red social a través del diálogo terapéutico, es uno de los elementos básicos el modelo. La permanencia en un entorno social normalizado y ajustado a la realidad social de las personas, frente a la segregación en entornos clínicos, se considera uno de los factores de éxito.
12. Este tipo de modelos, más comunitarios, pasan también por repensar el rol profesional. Para fomentar una comunicación que incluya las voces de todos los implicados en un problema de salud mental, es necesario que los profesionales puedan moverse a un lugar en el que el saber técnico se ponga a disposición de las personas y grupos con los que trabaja de un modo más horizontal, menos impositivo. Se valora el saber de los profesionales desde su propia historia y experiencia, y sobre todo la implicación de estos con las personas con las que trabajan. Para pensar el papel de la familia en lo comunitario lo que se necesita a menudo es una discusión honesta basada en nuestras propias circunstancias y sentimientos para poder empezar a pensar en cómo ayudar.
13. Hay que ir a un modelo de atención que vaya más allá de colocar a la persona atendida en el centro de la enfermedad, como algunas veces hacemos todos (profesionales, usuarios, familiares, medios de comunicación) al pedirle al protagonista que “asuma su enfermedad” para “aceptar e iniciar el tratamiento adecuado”, sin ser conscientes de que esta inclusión en su dimensión de enfermo, de paciente de por vida, puede producir una desactivación de la implicación del sujeto en su propio proceso de búsqueda de un mejor estar. De esta forma avanzamos en des responsabilizar a la comunidad y el lugar que ocupa lo social en la enfermedad, en la que se incluye la familia.
14. La familia como grupo humano. La familia es parte de una red y no me puedo pensar sin ella. La construcción del aparato psíquico son los vínculos afectivos
15. La familia como institución y los riesgos de la institución. A veces la institución se sitúa por encima de las necesidades individuales de las personas. Es un riesgo que hay que tener en cuenta y saber analizar. Por una parte necesitamos pertenecer a un grupo de referencia, sentirnos incluidos, pero por otro lado necesitamos diferenciarnos. El grupo nos da estructura pero necesitamos diferenciarnos para poder construir algo propio. Es una tensión en la que nos movemos casi siempre. Cómo se resuelva esta tensión va a condicionar el tipo de solución que se da a los problemas que se presentan en el contexto familiar.
16. Cuando alguien crea algo, está creando desde lo que es, desde su propia historia, independientemente de si es profesional, paciente o familiar. A los profesionales, este punto es el que posibilita o no un compromiso personal con el trabajo. Sin este compromiso personal, nos dedicamos a repetir lo de siempre y no nos planteamos nuevos retos o nuevas formas de pensar.
Vídeo completo de la XIII Jornada Anual de Fundación Manantial «Un lugar para la familia»
Descarga las Conclusiones de la XIII Jornada Anual «Un lugar para la familia» 2015
* Conclusiones elaboradas por Raúl Gómez, director de Recursos de Atención Social; Mónica Contreras, directora de RR.HH.; Sara Toledano, directora del Centro de Día, Equipo de Apoyo Social Comunitario y Centro de Rehabilitación Laboral “Fuenlabrada”, y Silvia Parrabera, directora Unidad Atención Temprana Joven de Fundación Manantial.
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