Carolina y su experiencia en el proyecto “La escalada como desarrollo emocional”
Muchas son las emociones y sentimientos que aparecen en el grupo de escalada: entusiasmo, miedo, rabia, superación, enfado, incertidumbre, confianza, alegría, pasión, motivación,… Esa es precisamente la intención de nuestro grupo: enfrentar a través de la escalada deportiva las emociones que nos mueven y nos guían en la vida. Poder ponerles nombre e intensidad, desbloquearlas, saber para qué nos sirven.
Lo que más me gusta es la sensación de pertenecer al grupo, quitarme mi traje de terapeuta y ser sólo una alumna de la clase de escalada de los viernes por la mañana en Madrid Vertical. Compartir con mis compañeros los retos de cada clase y el aprendizaje, el miedo que me da tener que soltarme cuando he llegado al final de la vía, y confiar en el compañero que me está asegurando. Compartir el sentirnos poderosos porque hemos conseguido lo que nos habíamos propuesto. Reírnos de nuestra forma física y de las agujetas que vamos a tener al día siguiente.
La escalada obliga a no pensar en nada más. Si no, te caes. No tener miedo, osar y arriesgar. Y para eso hace falta ser valiente, querer conocerse un poco más en un medio que no es el habitual y dejar de tener los pies en la tierra, en zona segura, para adentrarse un poco más en el mundo interno de cada uno.
Por eso admiro a mis compañeros, porque cada uno de nosotros nos enfrentamos en cada clase a nuestras limitaciones, sabiendo que están ahí y que forman parte de nosotros. Y además somos capaces de ponerlas sobre la mesa después de la clase.
Carolina, Grupo de Escalada del Centro de Rehabilitación Laboral «Hortaleza»
Una respuesta a “Carolina y su experiencia en el proyecto “La escalada como desarrollo emocional””
Fui usaría de Fundación manantial
Y en la actualidad soy voluntaria
Tengo toc y me gustaría participar porque tengo miedo y no aceptó mi realidad